“Expresión” y “Signo”, son dos conceptos que suelen ser empleados en un mismo sentido, pero que no expresan exactamente lo mismo. La diferencia radica en que el signo por sí mismo no logra expresar siempre la “significación” ó el “sentido” de aquello de lo cual es signo; En cambio, las “expresiones” contienen en sí mismas un “significado”.
El “signo” funciona más o menos como una evidencia de algo a lo que quiere aludir, y en ese proceso requiere de dos funciones: Función indicativa y función significativa. En un primer momento el signo actúa como “señal” de algo, de esto se puede deducir luego una “significación” de aquello a lo cual nos conduce el “signo” ( lo que nos señaló).
Sobre las expresiones podemos decir que, en un sentido quizá más amplio que el del signo, logran “significar” y en cierta forma “señalar”.
En conclusión, el signo puede funcionar como señal de algo, pero no siempre sirve para expresar aquello de lo cual es signo.
Expresión -=- Significa
Signo -=- Designa
2. La esencia de la señal
La señal se puede expresar como una parte del signo, encargada de establecer una relación entre este y su “indicación”.
Los signos indicativos abarcan un concepto más amplio que el de las notas, su función puede estar o no determinada en su contenido para quien los perciba. Para su creador han de indicar sobre algo, señalar. Así un signo va a estar siempre fuera de la materialidad de aquello que expresa, funcionan por medio de una asociación con su significado, así esté afuera de la materialidad, es una presencia que se entiende con relación a otra. En esto cosiste el hecho de señalar.
3. Mostrar y demostrar
El “mostrar” indica la existencia de algo, el “demostrar” se refiere a una función expresiva ó pensamiento. Por medio del signo se pueden llegar a percibir cosas, ya sea como indicio de la existencia de otras cosas ó de las vivencias psíquicas de alguien. En el signo se constata una unidad intencional a partir del “mostrar” y el “demostrar” (Significante y significado). La demostración puede estar contenida en algo propiamente físico ó en una vivencia psíquica.
Se puede decir que, al deducir la existencia de una situación objetiva por medio de otra situación objetiva, esta segunda actúa como signo que nos muestra el ser de la primera, la cual alcanza su demostración de una manera intelectiva o posiblemente intelectiva. El campo de la probabilidad entra en juego si hablamos de las “señales” que son reales y las aparentes. Por medio de “señales reales” podemos fundar probabilidad hasta de manera empírica; Las “señales aparentes” no nos proporcionan indicios suficientes acerca de algo. Es preciso tener en cuenta que el “señalar” no precisa las consideraciones de probabilidad, se puede emitir un juicio por simple sospecha, más no siempre firme.
4. Digresión sobre la génesis del signo por asociación
La relación existente entre un “signo” y aquello de lo cual lo es, se lleva a cabo gracias a la llamada “Asociación de ideas”. En este proceso el signo nos remite por medio de remembranza a la idea ú objeto que pretende representar, y llega a crear en un sentido descriptivo caracteres peculiares en este mismo sentido. La asociación funciona como un método que nos remite a los contenidos de la conciencia y en su acción crea nuevos caracteres y unidades fenomenológicas que no se encuentran precisamente en los contenidos vividos. Un “signo” señala “algo” existente por medio de una conexión, y ese “algo” pertenece así mismo al signo en el orden de asociación y disociación.
La función asociativa se desempeña asumiendo que una cosa ya existente, se muestre o aparezca como perteneciente a otra ú otras. Los objetos y situaciones objetivas, empleados como signos, nos recuerdan, o mejor, nos señalan la existencia de algo más, lo cual nos da también testimonio de la existencia de aquel que ya denominamos “signo”.
5. Las expresiones como signos significativos. Exclusión de un sentido de la asociación, que no pertenece a este tema.
Una expresión es un “signo significativo”. Todo discurso o parte del discurso es una expresión. En cambio las exteriorizaciones del sentimiento ó del discurso en sí por medio de gestos ó ademanes, quedan excluidos del ámbito de las expresiones, en lo que aquí respecta, en el sentido de discurso estas no comunican nada al receptor pues no hay en ellas intención de hacerlo, por parte del emisor. Estas “expresiones” no alcanzan a tener “significación”, más sí se pueden determinar como manifestaciones “indicativas” para quien a su modo las interprete, sin llegar a ser estas signos verbales.
6. La cuestión de las distinciones fenomenológicas e intencionales que pertenecen a las expresiones como tales.
Las distinciones fenomenológicas e intencionales que abarca la expresión como tal, se deben hacer partiendo de que la expresión posee una parte física sensible y una parte constituida por un conjunto de vivencias psíquicas que son las que le dan “sentido” ó significación”. Esta no es distinción suficiente para fines de la lógica.
Es necesario establecer otro tipo de distinciones como por ejemplo las que se deben hacer con respecto al acto de nombrar, teniendo en cuenta la separación que hay entre los conceptos “expresión” y “señal”: Los nombres “notifican” vivencias psíquicas ó presencias físicas, más también pueden actuar cómo significante dándole sentido a la representación nominal; Entre la primera y la segunda ya hay una distinción, que a su vez se distinguen de lo que el nombre nombra, o sea el objeto de la representación.
Todas estas dilucidaciones, entre otras, se hacen necesarias para delimitar los conceptos de “significación”, “función simbólica de la significación” ó “función comunicativa” y su función consecuente a la que denominamos “función cognoscitiva”.
7. Las expresiones en función comunicativa.
La función comunicativa se basa en la notificación de vivencias psíquicas por medio de las expresiones contenidas en un discurso emitido por alguien, con el fin de que esas vivencias psíquicas sean a su vez notificadas e interpretadas en su sentido fundamental por quien escucha, que de este modo ha de comprender la intención comunicativa de quien habla. El habla y el escucha se deben hallar en coordinación mutua, dentro de la conversación hallamos también una “función notificativa” que nos remite a la función de las expresiones como señales, que han de expresar las vivencias psíquicas de quien habla.
La función comunicativa se halla siempre en primera instancia dentro del discurso y nos sirve para “notificar”, ya sea en sentido amplio ó en sentido estricto. Con “sentido estricto” nos referimos a el sentido que le da al discurso quien lo emite; Así mismo con “sentido amplio” nos referimos a las vivencias psíquicas que supone el receptor a partir de su comprensión del discurso ó el juicio, llevando a cabo así la “función cognoscitiva” obteniendo una percepción externa de lo que escucha y a la vez su aprehensión, mas no se trata de la misma vivencia psíquica del emisor. La verdadera aprehensión se logra gracias a la mutua comprensión en el acto de notificar y el de tomar nota con respecto a las vivencias psíquicas.
8. Las expresiones en la vida solitaria del alma.
Primero que todo vale la pena tener en cuenta que las expresiones a las que aquí nos referimos en ningún momento han perdido su ser por el hecho de ser vivencias psíquicas no materializadas. Estas cumplen su papel de la misma forma que en el comercio verbal gracias a que han de significar de igual modo o refiriéndose a lo mismo, actuando como signos, “señalando”. Mas en la vida solitaria del alma no es el signo o la palabra la que nos conduce hacia su significación, esta es representada mentalmente como signo de aquello que pretende señalar. Aunque en algunos casos es el acto psíquico, deseo ó sentimiento el que precede a su notificación mental en forma de palabra imaginada, ó suceden al mismo tiempo y de forma natural. En la vida solitaria del alma nos hacemos una representación de un diálogo pero mentalmente, así que las palabras en su forma física no existen, más sí su representación imaginaria, lo cual no nos perturba pues realmente no se le está notificando nada a nadie, pero por medio de este discurso solitario se hace posible aprehenderse a sí mismo.
9. Las distinciones fenomenológicas entre el fenómeno físico expresivo, el acto de dar sentido y el acto de cumplir el sentido.
Dentro de la “expresión” como tal ó en su funcionamiento podemos encontrar una multiplicidad de fenómenos que hacen parte de su funcionamiento: Acontece un fenómeno físico expresivo caracterizado por la expresión como tal al momento de ser emitida ya sea de modo oral ó escrita, en el caso de los nombres, por ejemplo, uno puede hacer mención de algo, pero no hace más que mencionarlo si no se tiene una referencia intuitiva del objeto, por tanto no existe todavía; quedan entonces por separar el acto esencial para que la expresión tenga sentido que denominamos acto de dar sentido. Con acto de cumplir el sentido nos referimos a los “actos que se funden con los actos de dar sentido en la unidad del conocimiento”, estos no son esenciales para la expresión. En este orden la oración adquiere su significación ó su plenitud intuitiva, constituyendo así una objetividad expresada y con sentido.
10. Unidad fenomenológica de estos actos
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