miércoles, 10 de septiembre de 2008

INFORME DE LECTURA SOBRE: “La significación de las oraciones” Bertrand Russell

Dentro de las leyes de la sintaxis hay diferentes cuestiones que hacen pensar que estas no son totalmente adecuadas para sus fines, de este problema surge la duda que Russell plantes acerca de qué es lo que hace que una oración contenga realmente significación, para la lógica y para el correcto uso del lenguaje.

Lo primero a tener presente es el campo de las “posibilidades” dentro de lo puede significar una oración: “posibilidad sintáctica”, “posibilidad física” y “posibilidad lógica”. Todas tres pueden tener su aplicación dentro de las leyes de la lógica si se quiere, la primera nos remite al uso de las palabras según los métodos establecidos por la lógica e incluye la posibilidad de construir sin-sentidos que no vulneran dichos parámetros, la segunda nos limita dentro de lo netamente físico y tangible para el caso en que se representa por medio del lenguaje, la tercera se relaciona estrechamente con la anterior en el uso que requiere del lenguaje y de esta es de la que se ocupa la presente cuestión sobre la “significación” contenida en las oraciones.

En todas las aserciones encontramos un aspecto subjetivo y otro objetivo; el primero es en sí un estado del locutor que podemos expresar como “creencia” y cuyo ser no está sujeto al uso del lenguaje, con lo objetivo es con lo cual se pretende hacer tangible lo subjetivo, en el caso de lograrlo obtendremos una “verdad”, de lo contrario la oración sería “falsa”. A esto básicamente es a lo primero que nos remite el término “significación de una oración”, en cualquiera de los dos casos, siempre y cuando se conserve el sentido, pues si no es así sería el caso de un sin-sentido que no logra indicar acerca de nada ni verdadero ni falso. En esta distinción entre sentido y sin-sentido se ha de basar toda la teoría que aquí se formula. Esto nos conduce directamente a la necesaria separación ó distinción de “quien habla” y “quien escucha”, pues este último es susceptible de ser engañado por efecto de la naturaleza de la afirmación en cuanto a “verdad” y “falsedad” en el caso de las oraciones que realmente tienen sentido, pero el caso de un sin.-sentido podría llegar a haber confusión a tal punto que el receptor lo interprete como significante, especialmente si no es evidente, surgen así las “paradojas”, llamadas a tenerse en cuenta para fines de una buena sintaxis. Tenemos entonces tres tipos de oración, verdaderas, falsas y sin-sentido, cada una con su respectivos efectos, y las dos primeras contienen el “objetivo” del cual nos ocupamos. En el campo de las oraciones encontramos que “falso” ó “verdadero” se puede aplicar a una oración siempre y cuando conserve el “sentido” y que así ya no caracterizan precisamente lo opuesto, que en este caso sería el “sin-sentido”, ya que se opone a ambas.

Con el término “proposición” nos hemos de referir ahora a aquello que es “significado” por una frase y de lo cual, como hemos dicho, carecen las oraciones sin-sentido. Pero ¿Qué es lo que significa una frase y de que modo?, habremos de descubrirlo.

El efecto de una “paradoja” consiste en el hecho de darle significación a una frase que no la tiene ó que aparenta tenerla, pero esto se hace evidente en muchos casos. Ahora, dentro de las oraciones significantes debemos establecer diferencias y descubrir hasta donde estas pueden llegar a ser adjetivas. Cundo se forma una sarta de palabras decimos que hay una proposición en la cual se puede hallar la significación representada físicamente en la oración, quedamos entonces en la búsqueda de la denominada “significación preposicional” que se restringe a las oraciones verdaderas y falsas. La percepción entra en juego como un criterio suficiente, aun que no se hace necesario, para la significación de una proposición: Al expresar lo que percibimos ó imaginamos estamos significando algo, ejemplo de lo que se “significa” con una frase que contenga significación; Más hay que distinguir entre dos cosas, a saber, lo que yo expreso y lo que hace verdadera mi afirmación, que puede ser un hecho real u objetivo relacionado con un estado, ó en el primer caso cuando por medio de una frase pretendo expresar una creencia ó el objeto de esta, si es que lo hay; Alguna experiencia me lleva a creer eso que expreso, si eso que creo tiene un objeto, puedo decir que afirmando ese objeto expreso el hecho de que yo creo algo; no afirmo que yo crea el objeto. En el caso en que alguien plantea una pregunta acerca de algo, ó de una creencia de algo, lo que hace es una asociación entre lo que imagina y lo real, con el propósito de confirmar una creencia ó descartarla como falsa, si esta fuere de un objeto que se plantea como afirmación es la misma que se da si se plantea como interrogación , o sea, se está refiriendo a la misma significación. La verdad de la creencia se constata por medio de acontecimientos, y para tener “conocimiento” de dicha verdad tuve que haber percepción, igual en el caso de la falsedad. Por ahora podemos hablar de las oración como significación de una proposición sea verdadera ó falsa.

Dos definiciones importantes:

· Oraciones significantes: Pueden ser lógicamente un juicio de percepción, si no es así, igual puede contener una imagen que logre dar significación a la frase.

· Oraciones no significativas: Lo único que logran es confundir y remitirnos a paradojas y representaciones mentales sin-sentido, en ocasiones difíciles de reconocer.

Las regalas de la sintaxis no son enteramente precisas pues han sido construidas, en parte basándose en la impresión, esto no es suficiente para fines de la lógica. Debemos buscar qué aspectos podemos rescatar de ello, se debe tener en cuenta la morfología de una frase significante. Hay algo que creemos y que expresamos por medio de palabras ó signos, los cuales desencadenan reacciones fisiológicas ó temporales que parten de la creencia de quien las percibe, logrando en cada una de las personas un efecto proporcional, según quien las perciba y según la pretensión del mensaje y si este hace parte ó no de la creencia de quien lo percibe. Las creencias verbales se hallan en las palabras y su significación, y quien las escucha les da un carácter en ocasiones de verdad sin ser el caso. Las creencias que nos ocupan son puramente verbales pero ponen en claro lo que se entiende por “significar una verdad”. Los efectos físicos y mentales se pueden ver condicionados por el efecto de las palabras de las cuales se tenga conocimiento, por ejemplo los niveles de expectación que desencadena una advertencia. Hasta ahora podríamos decir que la significación de una oración es acerca de hachos observados; creencias, que aunque no impliquen palabras siempre será posible significarlas por medio de estas de una manera adecuada. Las creencias se pueden expresar por medio de proposiciones del modo “yo creo que”, esto lo podemos aplicar al dudar, sentir, desear, etc... y así significar distintas clases de hechos, observados ó experimentados. Una oración puede ser significante entonces de una percepción, más la oración por sí sola no significa nada percibido, o tal vez como elemento subordinado y elemento integrante de la actitud proposicional. La relación que existe entre una oración y su verdad se encuentra en la diferencia en los usos que se le pueden atribuir a las palabras, uno cuando simplemente afirmamos la frase y otro cuando afirmamos que “creemos” la frase. La primera es en cuanto a objetos y la segunda nos remite a significados mentales, ideas propias. Un juicio de percepción no es propiamente una percepción, pues las palabras son distintas de aquello que significan, pero nos son necesarias, no debemos excluir las oraciones que no se hallan convertido en actitudes proposicionales.

Si hacemos una división entre categorías de palabras estas podrían ser sustituidas en una oración por otras de su misma clase sin que la oración pierda sentido, así obtendremos oraciones significantes.

Existe una relación compleja en la que interviene el lenguaje como elemento integrante de una interrelación de hechos lingüísticos y metafísicos.

La significación es un estado de una persona que cree, una serie de estados similares que también se pudrían expresar con imágenes, pero por medio de estas quedaría excluida la posibilidad del sin-sentido. La significación en una oración no es el hecho que la hace verdadera ó falsa, tiene que haber algo en quien cree la oración y no en el objeto al que esta se refiere. Sobre esta base de percepción están construidas las leyes sintácticas de la significación, estas son leyes psicológicas y son relativas a lo que se está imaginando, este, como ya se dijo es poco recomendable y tal vez no nos limite en cuanto al uso de las imágenes, alejándonos de la pretensión de obtener una teoría donde la significación sea adjetiva a las oraciones.

Si nos remitimos a la distinción fundamental de sentido y sin-sentido podríamos obtener mejores perspectivas, deberíamos entonces analizar los efectos de una oración desde la perspectiva del oyente, pues es en este en quien se logran desencadenar reacciones por medio del sentido de una oración, aunque esto se vea condicionado también por el uso del lenguaje que tenga quien ha de interpretarla y su conocimiento del léxico; El uso de proposiciones por parte del emisor también es llamado a tenerse en cuenta, esta “conducta implícita” como la llaman Kaplan y Kopolowish nos remite al uso de los signos e imágenes como signos-vehículos, los cuales requieren de la interpretación mental por parte del oyente, funcionando de modo tal que si ya se tiene establecido el modelo para cada signo entonces estamos hablando de una disposición que se “cree” a modo de signo, así lo “verdadero” sería aquello que en su definición logra una interpretación de los signos apropiadamente y de un modo reconocible al oyente, el signo como acaecimiento adquiere entonces su carácter en virtud de la similitud con su efecto. Pueden haber signos que funcionen por obra de un acaecimiento instintivo y no adquirido, lo cual se aplica correctamente a esta teoría; para poner en claro lo anterior hemos de establecer un uso menos científico de algunos términos y emplearlos de un modo normativo y para fines del buen uso del lenguaje: -“Correcto”, este término no debe ser utilizado como sinónimo de “verdadero”, pues “correcto” es un concepto social, como no lo es “verdadero”, entonces se podría dar el caso de que el locutor y el oyente estén hablando en términos diferentes, se aplica bien si se hablara para sí mismo, pero no en el ámbito social donde no siempre se comparte un mismo uso del lenguaje ni los hábitos interpretativos. –“Apropiado”este tiene su aplicación en los signos-vehículos en la manera en que existe una “apropiación” entre ellos, tal como reza su definición para efectos de la verdad: Un signo oracional es verdadero cuando provoca una conducta que hubiese sido provocada por una situación ya existente, si esta se hubiese presentado en el organismo. Para aclarar un poco la anterior definición hay que hablar de “situación” y “conducta”, las cuales deben ser genéricas y no particulares, pues en algún momento se puede dar el caso de una proposición falsa que implique cualquier otra proposición que satisfaga la “conducta”, se darían frecuentes similitudes y estaríamos sujetos al grado de vaguedad de lo “general”. Otras objeciones se podrían plantear cuando las oraciones son así consideradas, solamente desde el punto de vista del oyente, en estas circunstancias el criterio de “verdad” se vería condicionado a casos como el de las exclamaciones sobre rasgos en el ambiente que son directamente constatables, pero si la situación que comprueba la oración no esta presente al oyente la verdad se constataría solo por medio de una inferencia subsiguiente y nos conduciría quizás a una forma primitiva de la verdad.

Es un hecho que las “proposiciones” son “conductas implícitas” y que pueden ser las mismas para diferentes personas solo si estas creen la misma proposición, esto trasciende el uso de las palabras y se puede limitar a las creencias. Las oraciones tienen la capacidad de despertar conductas implícitas en una persona, sea oyente ó locutor que habla para sí mismo, esto le da un carácter de relatividad a las reglas de la sintaxis que sugieren qué: “Un lenguaje que obedece alas reglas tiene, para quienes lo entiendan la virtud de que toda “oración” expresa una “proposición”, y de que toda proposición puede ser expresada por una “oración” si se hace con el vocabulario adecuado”, así es más precisa la relación entre la oración y lo que significa. Distinguimos que una “proposición” es un acaecimiento psicológico ó fisiológico y que se puede llegar a comunicar correctamente por medio de una “oración”, y si dos oraciones siendo diferentes contienen la misma “significación” es por que expresan la misma “proposición”.

Finalmente se puede deducir que cuando una oración contiene “significación” es acerca de algo que no es ella misma, lo cual nos indica la existencia de un acaecimiento físico ó psicológico, como es el caso de las proposiciones “falsas”, si esto no sucede estaremos frente a un sin-sentido.

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